Los estudios han revelado que obtener ayuda es uno de los factores más importantes para tratar la adicción al alcohol. La adicción es una enfermedad compleja pero tratable que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento. El alcohol altera la estructura y la función del cerebro, lo que ocasiona cambios que persisten mucho tiempo después de haber cesado el consumo. Esto explica por qué las personas que han tenido problemas con el alcohol corren el riesgo de recaídas incluso después de largos periodos de abstinencia y a pesar de las consecuencias potencialmente dañinas.
La desintoxicación médica es sólo la primera etapa del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el abuso de alcohol a largo plazo. Aunque a través de la desintoxicación médica se pueden manejar de forma segura los síntomas físicos agudos de la abstinencia y, en ciertos casos, allanar el camino para un tratamiento eficaz a largo plazo, la desintoxicación por sí sola rara vez es suficiente para ayudar a los adictos a lograr una abstinencia duradera.
Por esta razón, es importante que los pacientes continúen el tratamiento para la después de la desintoxicación.
Duración del tratamiento
La duración apropiada del tratamiento depende del tipo y la severidad de los problemas y las necesidades de cada persona. Las investigaciones indican que la mayoría de los pacientes requieren por lo menos tres meses de tratamiento para reducir de forma significativa o detener el consumo, pero que los mejores resultados se logran con periodos más largos de tratamiento.
La recuperación es un proceso a largo plazo y con frecuencia requiere varios ciclos de tratamiento. Como sucede con otras enfermedades crónicas, puede haber recaídas, lo que indica la necesidad de restablecer o ajustar el tratamiento. Puesto que muchas personas suelen dejar el tratamiento prematuramente, los programas deben incluir estrategias que comprometan y mantengan a los pacientes en tratamiento.
La terapia conductual
El tratamiento se efectúa en distintos ambientes y usando una variedad de enfoques farmacológicos y conductuales.
Las terapias de la conducta varían según su enfoque y pueden estar orientadas a dirigir la motivación que tiene el paciente para cambiar, brindar incentivos para la abstinencia, desarrollar habilidades para rechazar el consumo, reemplazar actividades donde se consume por actividades constructivas y gratificantes, mejorar las aptitudes para resolver problemas y propiciar mejores relaciones interpersonales. De igual manera, la participación durante y después del tratamiento en terapias de grupo y otros programas de apoyo puede ayudar a mantener la abstinencia.
¿Cómo debe llevarse a cabo el tratamiento?
El tratamiento de cada paciente debe ser evaluado continuamente y, de ser necesario, modificado para asegurar que se mantenga a la par con cualquier cambio en su condición. El paciente puede requerir distintas combinaciones de servicios y componentes de tratamiento durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además de la orientación psicológica o la psicoterapia, el paciente puede necesitar medicamentos, servicios médicos, terapia familiar, instrucción para la crianza de los hijos, rehabilitación vocacional o servicios sociales y legales.
Para muchos pacientes, un enfoque de cuidado sostenido, con una intensidad variable en el tratamiento según las necesidades cambiantes de la persona, es el que contribuye a mejores resultados.
Terapia cognitiva conductal
La terapia cognitiva conductual fue desarrollada como un método de prevención de recaídas en el tratamiento de problemas de alcohol. Las estrategias de la conducta cognitiva se basan en la teoría de que los procesos de aprendizaje desempeñan un papel crucial en el desarrollo de patrones de conductas inadaptadas. Los pacientes aprenden a identificar y corregir conductas problemáticas mediante la aplicación de varias destrezas que pueden usarse para interrumpir el consumo y abordar muchos otros problemas que suelen presentarse simultáneamente.
La terapia cognitiva conductual suele consistir en una serie de estrategias concebidas para mejorar el autocontrol. Las técnicas específicas incluyen la exploración de las consecuencias positivas y negativas del uso continuado, el auto-monitoreo para reconocer la compulsión por alcohol en una etapa temprana y para identificar situaciones de alto riesgo para el uso, y la elaboración de estrategias para afrontar y evitar las situaciones de alto riesgo y el deseo de consumir. Un elemento central de este tratamiento es anticipar posibles problemas y ayudar a los pacientes a desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces.
Investigaciones post tratamiento
Las investigaciones indican que las destrezas que aprenden los pacientes a través de los enfoques de la conducta cognitiva persisten después de terminar el tratamiento. En varios estudios, la mayoría de las personas que recibieron un enfoque de conducta cognitiva conservaron los logros que habían obtenido en el tratamiento durante el año siguiente.
Terapia individual
La terapia individual no sólo se concentra en reducir o detener el consumo de alcohol, sino que también abarca las áreas relacionadas con el desempeño deteriorado como la situación laboral, actividades ilegales y relaciones familiares y sociales, además del contenido y la estructura del programa de recuperación del paciente. Mediante su énfasis en las metas de comportamiento a corto plazo, la terapia individual ayuda al paciente a desarrollar estrategias de afrontamiento así como medios para abstenerse de beber y mantener esa abstinencia.
Terapia de grupo
Muchos centros terapéuticos usan la terapia de grupo para aprovechar el refuerzo social que ofrece el diálogo entre personas que comparten problemas similares y para fomentar un estilo de vida libre de alcohol. Las investigaciones han demostrado que cuando la terapia de grupo se ofrece sea en combinación con terapia individualizada o de manera que refleje los principios de la terapia cognitiva conductual o de manejo de contingencias, se logran resultados positivos.
La investigación actual se centra en la forma de producir efectos aún más contundentes mediante la combinación de la terapia cognitiva conductual con medicamentos para el abuso de drogas y con otros tipos de terapias conductuales. Los investigadores también evalúan la mejor manera de capacitar a los proveedores de tratamientos para que brinden la terapia cognitiva conductual.