Las adicciones y recaídas son temas complejos, no es fácil conocer el motivo por la que una persona elije consumir drogas pero, gracias a la evolución de la ciencia y de la medicina sabemos lo que ocurre dentro del cerebro de quien después del consumo de drogas vive un proceso de recaída.
La adicción, una enfermedad crónica con tendencia a la recaída
La adicción como enfermedad crónica presenta una tendencia a las recaídas. Las recaídas son una realidad y la mejor forma de prevenirlas es aceptando el riesgo y estando alerta del síndrome de la recaída.
La recaída es un proceso, no un evento de una sola vez. A menudo implica una batalla entre los deseos de un paciente de mantenerse sobrio y el retroceso emocional o físico a su droga de elección.
Con la recaída del alcohol y la recaída de drogas, el proceso puede ser lento o rápido, pero a menos que se haga una intervención es muy difícil para las personas resistir el impulso de volver a su uso.
Una recaída se define como un regreso a los patrones de comportamiento y pensamiento típicos de la adicción activa, que ya se habían superado (abstinencia) y que conllevan a volver al uso de la sustancia, volviendo al estado anterior a la recuperación. Las recaídas pueden formar parte del proceso de recuperación no teniendo que suponer obligatoriamente un fracaso en el tratamiento, sino un aprendizaje, para que la persona tome conciencia de que hay algo que no está haciendo bien.
Todos los que se recuperan deben reconocer que la creación de habilidades de prevención de recaídas es una parte fundamental.
Cómo prevenir la recaída
La cuestión de cómo prevenir la recaída comienza con el establecimiento de mecanismos de afrontamiento para los inevitables desencadenantes, presiones y tensiones que las personas que sufren de adicción enfrentarán durante su recuperación.
Una de las habilidades de prevención más importantes es aprender a ser abierto con los demás sobre los impulsos a lo largo de todas las etapas de la recaída.
Hablar sobre los deseos de recaída puede ayudar a mitigar esos deseos, y también hace que el individuo sea responsable ante otra persona aparte de sí mismo.
Otras estrategias incluyen terapia regular, distracciones practicadas y relajación, así como reconocer la recuperación como un proceso diario, no una cosa en blanco y negro en la que tengas éxito o fracases con una decisión o comportamiento.
Cuanto menos vean las personas su recuperación como un proceso o un proceso en el que los pensamientos de recaída son tan malos como la recaída en sí, mejor pueden trabajar a través de sus desencadenantes y aportar flexibilidad a su recuperación.